domingo, 4 de marzo de 2012

A mi Cristo del Amor

NO ME MUEVE MI DIOS...





No me mueve, mi Dios, para quererte 
el cielo que me tienes prometido, 
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.



Tú me mueves, Señor, muéveme el verte 
clavado en una cruz y escarnecido, 
muéveme ver tu cuerpo tan herido, 
muéveme tus afrentas y tu muerte.



Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, 
que aunque no hubiera cielo, yo te amara, 
y aunque no hubiera infierno, te temiera.



No me tienes que dar porque te quiera, 
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.




Ven a mis brazos, Crucifijo Santo…
Déjame que postrado ante tus plantas
bese una y otra vez tus llagas santas,
y por mis culpas vierta amargo llanto.

¡Cuánto te hice sufrir, oh Jesús mío!
A la voz de tu amor que me decía:
Ven ven a Mi te quiero”, respondía
haciéndote llorar con mi desvío.

En prenda de perdón por tanto agravio,
un último favor quiero que hagas;
Morir besando tus santas  llagas
en un acto de amor y desagravio. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario