domingo, 9 de marzo de 2014

Carta de un Cofrade y Costalero

   


     Os dejo una carta de un cofrade y costalero, os recomiendo que la leáis, aunque parezca larga, es muy interesante.

Hola amigos, os escribo esta carta a todo el mundo cofrade y costalero, intentaré no dar nombres ni advocaciones, solo espero que después de leerla os guste.
Todo empieza un buen día con tan solo 17 años, cuando tuve la oportunidad y el valor de poder meterme debajo del palio de una Virgen, aunque no fuera la de mi hermandad, aquellos primeros días de cuaresma, pasaban como el viento y casi sin quererlo, llego el gran día, iba hacer mi primera estación de penitencia como costalero, la noche antes de ese gran día, no fui capaz de poder conciliar el sueño, y todavía a día de hoy, sigo cerrando los ojos y sigo viendo a ese costalero, al cual no eran capaces de calmarle los nervios, nervios que después de más de 30 años, le siguen entrando los mismos miedos, las mismas inquietudes, y como sigue sintiéndose un chaval después de tantos años, al poder ser un privilegiado, pues nunca en su vida podrá estar más cerca de Dios, o en su caso en esos primeros años de su querida Madre.
Estos podríamos catalogar como el sentimiento de un costalero, hace unos pocos días me dijo una muy buena amistad, que ya hacía muchos años que no teníamos la oportunidad de vernos, uno mismo se labra su camino, pues lo que siembres como persona, cristiano y cofrade será el pan de tu querida familia, será el árbol de tus frutos, la luz que alumbra tu habitación y la necesidad que tengas de ayudar y de ser ayudado…
Todavía suelo buscar y mirar en mi pasado como cofrade y costalero, y suelo rebuscar las muchas verdades, que esconden los rincones del alma, y muchos libros ajenos, sigo buscando el verdadero sentimiento de un buen cofrade, y de un mediocre costalero o como se suele decir en esta vida uno más del montón
Solo intento, el poder conjugar las ideas de capataces expertos y maestros de este mundo, que en el pasado y en el presente, que han logrado dejar muchos legados y vivencias, que en estos días nos siguen ayudando, para poder convertirnos en unas mejores personas de lo que realmente somos, pero tendrán que pasar muchas vidas y años para darnos cuenta, que jamás encontraremos esas respuestas a tantas preguntas como nos hacemos, desde que en su día todos empezamos en este mundo de la costalería. Así es como llegas a la conclusión definitiva a la que cualquier cofrade llegaría tras intentar profundizar en algo que nunca nos podrá pertenecer.
Me revientan esos costaleros, que no sienten en su corazón ir debajo de su Señor o de su Madre,  y que solo vienen a figurar delante de tus amistades o de tu pareja, sin embargo yo si lo siento, porque me siento hermano de verdad, porque creo en lo que sobre mis hombros llevo, tal vez para esos otros costaleros, el llevar a nuestro Señor o a su Bendita Madre nos consideren hipócritas.
A veces me da muchísima vergüenza de decir que soy cofrade, si es que lo de ser cofrade, tendrá algo que ver con todo estos pensamientos míos de corazón, me da vergüenza en todo lo que se ha convertido el mundo de la costalería, nada mas que hay hipócritas y muchos costaleros palomos y saca-pasos.
Últimamente me ha dado por soñar despierto, queriendo ver cómo pasan junto a mí, un completo mundo de sensaciones, cuando se aflora la tan renombrada primavera de Nuestro Dios, y no seré capaz nunca de hallar esa tan rebuscada respuesta, a esa pregunta hecha a través de cualquier frase o un texto escrito, porque ese verdadero sentimiento de un buen cofrade y de un muy normalito costalero, nos la llevaremos dentro.
 Aquel que por cualquier situación personal  o de fe se viera visto atraído por esa llamada que nuestro Señor o su querida Madre Bendita, ya trae consigo el suficiente aval o ganas de poder vestirse de nazareno, e incluso de discípulo de nuestro Señor y de su Bendita Madre, para poder honrar con su trabajo como cristiano o como hombre de las trabajaderas, su santo nombre y su Evangelio.
Qué hermoso es ser un buen cofrade y si de camino podemos ser costaleros veríamos la grandeza   que tiene su misterio, tanto si es en una caja de madera, cuando te pones tu túnica, cuando te pones un traje de músico y rezas con tu instrumento, o cuando te pones tu pantalón de costalero, tu camiseta y tu faja, porque contra mas lejos creas que tengas a tu Señor o a su Bendita Madre, los tendrás mas cerca de lo que piensas.
         Son muchos días sin dormir, muchos kilómetros en la carretera, demasiadas horas de coche con amistades, malos momentos personales y de trabajo, impresionantes los momentos de felicidad, de sonrisas, de muchos momentos de lagrimas por no poder hacer esa tan esperada y querida estación de penitencia, muchísimos abrazos, momentos de desengaños en lo personal y en tu faceta de cofrade, enfados y malos gestos y acciones con tus hermanos de tu cofradía, sentimientos, emociones y por supuesto despedidas de personas que no lo pudieron hacer en su hermandad pero de lo que más me pueda sentir orgulloso es de que lo pudiera hacer en la misma cuadrilla en la que he tenido la suerte y el placer de compartir todos estos sentimientos, seguido de mucho trabajo, sudor, esfuerzo y en todas y cada uno de esos sentimientos haya una buena parte de un cofrade, de un costalero o de un músico, aquel que se está formando cada minuto de nuestra corta vida, con el devenir de nuestras propias experiencias como cofrades, costaleros o músicos que se ven impregnados por un mar de lagrimas, cuando tienen la suerte y la responsabilidad de poder tocarle a los titulares de su querida hermandad, y todo por aquel que por nosotros murió en un madero, y que nos hará volver a despertar, y encender nuestros corazones de cofrades, para sin pensarlo un solo minuto acudir a la llamada del Señor o de su Bendita Madre María.
Todo esto hace que sin saber el porqué, crezca el amor por esta bendita pasión, por una responsabilidad como el de costalero, que no tiene engaños y que de verdad hace que ese milagro de la Resurrección de Nuestro Señor, siga siendo posible, pregonarla por las calles y rincones de nuestras ciudades y de nuestra región.
El trabajo callado detrás de un antifaz o detrás de un faldón, solemos encontrarnos con nosotros mismos, pudiendo sentir esos momentos o instantes de mil formas diferentes, sufriendo y soportando el peso de las horas, el cirio, la insignia, esa cruz de penitencia o ese peso castigador de las trabajaderas, ganándole cada segundo de nuestra estación de penitencia, para ir ganando esa partida al cansancio, a la fatiga, al sueño e incluso a la agonía por dejarlo, pero nuestra fe es mucho más fuerte que todo eso.
Forjándose con nuestra fe verdadera por cada centímetro de calle en su racheo, intentando guardarse esas vivencias, para que luego podamos canjearlas por esas sonrisas, lagrimas y momentos especiales de esa estación de penitencia ya acabada con nuestros amigos y hermanos de la cofradía, todo lo cambiamos por momentos de efímera felicidad, que los tendremos en nuestros corazones de por vida.
Todo ello eres tu hermano cofrade y tu hermano costalero, por que como bien me dijo un buen amigo, desde cualquier sitio en tu hermandad, también se llega a Nuestro Señor o a su Bendita Madre, pero que si tienes la suerte de ser costalero desde las trabajaderas también se llega a Dios…
PD: Le debo dar las gracias a mis capataces Jorge y Sergio (y aquí si pongo sus nombres), y a todos los contraguías que me permitieron el poder sentirme costalero. Gracias a ellos y a la gran cuadrilla de hermanos costaleros, que me acogieron desde el primer día como uno más, y que por supuesto, no tendré tiempo en esta vida ni en la siguiente que me toque vivir, para agradecerles todo lo que me han dejado, y espero que me dejen seguir disfrutando.

GRACIAS

No hay comentarios:

Publicar un comentario